Saturday, April 11, 2020

El Inocente Cardenal Pell da Su Mensaje Pascual

“En el Sufrimiento Encontramos la Redención”
Su Eminencia Jorge Cardenal Pell, 11 abril 2020
theaustralian.com.au
Podcast

Toda persona sufre. No hay nadie que se escape siempre. Todos se enfrentan a un par de preguntas. ¿Que debería hacer en esta situación? ¿Por qué hay tanto mal y sufrimiento? ¿Y por qué me pasó esto? ¿Por qué la pandemia de coronavirus?

Los antiguos griegos y romanos pensaban que los dioses eran caprichosos, susceptibles de castigar sin razón. Se dice que cuando envolvemos nuestros regalos de Navidad, seguimos la antigua práctica de los que ofrecían un sacrificio a un dios particular, cubriéndolo para que los otros dioses no se pusieran celosos.

Los ateos de hoy en día creen que el universo, incluyéndonos a nosotros, es producto del azar ciego, que no existe una Inteligencia trascendente para poder explicar nuestra secuencia de ADN, los 10,000 nervios conectados a un ojo, el genio de un Shakespeare, Michelangelo, Beethoven y un Alberto Einstein.

Otra opción es un agnosticismo radical. No sabemos y quizás no queremos saber. De manera que el agnósticos puede luchar contra el destino con una dignidad estoica o ponerse furioso, viajar a la noche "enfurecido contra la luz".

La Pascua da la respuesta cristiana al sufrimiento y al vivir. Los cristianos son monoteístas que surjieron desde dentro de la revelación judía; ellos también siguen al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Ellos creen que hace casi 2000 años un joven judío fue crucificado en una colina en Jerusalén, un viernes por la tarde, despreciado y rechazado. Todos lo vieron morir, mientras que un número limitado de personas con fe lo vieron después de una milagrosa resurrección corporal ese mismo domingo. La afirmación no es que el alma de Jesús siga marchando. Fue el regreso de toda su persona de la muerte, rompiendo las reglas de la salud y de la física, ya que los cristianos creen que este joven era el único Hijo de Dios, divino, el Mesías. Los huesos de Jesús nunca se descubrirán. Para consternación de muchos, este era un Mesías que no era un gran monarca como David o Salomón, pero el siervo sufriente de Isaías, que nos redime, nos permite recibir el perdón y entrar en una eternidad feliz.

“He aquí el madero de la cruz en el que cuelga el Salvador [Salus =" la Salud "] del mundo. [¡Vengan a adorar!] "[Ecce Lignum Crucis in quo Salus mundi pependit, venite adoremus!]

Mi generación y los más jóvenes están pasando por un momento único, un momento sin precedentes. No estábamos vivos para la pandemia de la gripe española después de la Primera Guerra Mundial, hasta ahora algo comparable, y hemos oído hablar de la terrible Peste Negra del siglo XIV, donde en algunos lugares murió un tercio de la población. La novedad es nuestra capacidad de combatir la enfermedad de manera inteligente, para mitigar la propagación.

La crisis de abuso sexual dañó a miles de víctimas. Desde muchos puntos de vista, la crisis también es mala para la Iglesia Católica, pero hemos dolorosamente eliminado un cáncer moral, y eso es bueno. Así también verán algunos al COVID-19, como un momento malo para aquellos que afirman creer en un Dios bueno y racional, el Amor Supremo y la Inteligencia Suprema, el Creador del universo. Y es un misterio: todo sufrimiento, pero especialmente la gran cantidad de muertes por plagas y guerras. Pero los cristianos pueden hacerle frente al sufrimiento mejor que podrán explicar los ateos la belleza y la felicidad de la vida.

Y muchos, la mayoría, entienden en qué dirección vamos cuando entienden que el único Hijo de Dios no tuvo una carrera fácil y que sufrió más que lo merecido. Jesús nos redimió y podemos redimir nuestro sufrimiento uniéndolo al suyo y ofreciéndolo a Dios.

Acabo de pasarme 13 meses en la cárcel por un delito que no cometí, una contrariedad tras otra. Sabía que Dios estaba conmigo, pero no sabía lo que pretendía, aunque sabía que nos ha dejado libres a todos. Pues con cada golpe era un consuelo saber que podía ofrecércelo a Dios por algún buen propósito, como convirtiende la masa de sufrimiento en energía espiritual.

Las raíces de nuestros servicios de salud están profundamente arraigadas en la tradición cristiana de servicio, sigiendo su trabajo de largas horas y con un vivo peligro de infección. No era así en la Roma pagana, donde los cristianos eran únicos porque se quedaban con sus enfermos y los cuidaban en tiempos de peste. Incluso Galén, el médico antiguo más conocido, huyó a su finca durante la peste.

Kiko Argüello, co-fundador del Camino Neocatecúmeno, afirma que una diferencia fundamental entre los temerosos de Dios y los secularistas de hoy se encuentra en la menera de afrontar al sufrimiento. Con demasiada frecuencia, los irreligiosos quieren eliminar la causa del sufrimiento, a través del aborto, la eutanasia, o excluirla de la vista, dejando a nuestros seres queridos sin visitarlos en asilos de ancianos. Los cristianos ven a Cristo en todos los que sufren: en las víctimas del abuso, en los enfermos, en los ancianos, y están obligados a ayudar.

Eso es parte del mensaje de la Pascua de Cristo resucitado.