Combat del Somni
Damunt de tu només les flors.
Eren com una ofrena blanca:
la llum que daven al teu cos
mai més seria de la branca.
Tota una vida de perfum
amb el seu bes t’era donada.
Tu resplendies de la llum
per l’esguard clos atresorada.
Si hagués pogut ésser sospir
de flor! Donar-me com un llir
a tu, perquè la meva vida
s’anés marcint sobre el teu pit.
I no saber mai més la nit
que al teu costat fóra esvaïda.
Lying upon you, like a white
Offering, there were flowers only.
From them your body drew the light,
Without them now the branch was lonely.
And as they gave their kiss to you,
Their life of fragrance was sent flowing.
From your closed eyes the light shone through:
You were resplendent, you were glowing.
Could I but be a flower’s sigh
And, like a lily, give you my
own self, so that my very being
Would fade away upon your breast
And never need again the rest
Of night, that from your side is fleeing.
Pedro A. Cantero's Sublime Comments on this Video from 11 months ago.
Atrapado por la gripe, la cabeza como un bombo, escucho Música Callada de Frederic Mompou, interpretada por él mismo. ¡Qué diferencia!. Cuando él toca es otro el tono. Sus dedos, sus inmensos dedos, no aporrean las teclas, las arriman, como el badajo a la campana del alba o el mazo del monje al gong de la oración vespertina. Sus arpegios elevan. En esta situación es lo único aceptable. Me procura serenidad y apacigua mis demonios. Cada nota ahuyenta todo mal, aporta claridad y confianza. Escribir conlleva el doble riesgo de la incongruencia y de la redundancia. Tan arduo como hacerlo sobre meditar, tan fatuo como discurrir sobre el aura, tan arriesgado como rozar el ala a una mariposa. Tanta es la sugerencia de su fraseo y su íntima resonancia que al describirla se esfuma la voz interior, la voz que resuena en los adentros. Él decía, “no puedo pensar la música, debo oírla”. Ahí radica el misterio, oír esa voz callada que solo habla al espíritu y el silencio que implica. El silencio escabullido entre las notas, un silencio que vibra mientras queda rastro de lo que precedió. Ese es el reto que se ofrece a quien escucha a Mompou, escuchar las pausas para oír como suena el silencio. Escucharlo en nuestra propia alma. Resonancias, disonancias de la misma vida. Música en estado puro.